A su llegada el pasado 17 de julio a México, Emilio Lozoya no fue llevado a un reclusorio, sino a un hospital privado luego de que un perito médico de la FGR le diagnosticó un cuadro de anemia, síndrome de Barrett y una complicación en el esófago.
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FGR clasifica como "confidencial" información sobre exámenes médicos a Emilio Lozoya
